Según el fallo, el jurado ha valorado «tanto la actitud global de la propuesta, que apuesta de una forma valiente por la experimentación y el respeto a los espacios de libertad gestionados desde la sociedad civil, como la conceptualización del proyecto, desde su inicio en el 2007 con la rehabilitación del vestíbulo y el espacio Intermediae, hasta las recientes intervenciones de la Nave 16 y la Nave de Música finalistas en la presente edición de los Premios FAD».
Inteligencia colectiva
También destaca «la inteligencia colectiva, la unidad que le viene inferida por la arquitectura industrial preexistente, y que con un mínimo de protagonismo exterior de las nuevas intervenciones, en el interior resuelve con rigor y autenticidad las diversas necesidades del extenso programa del centro, buscando no sólo mantener los espacios arquitectónicos y formas estructurales, sino también el carácter, la atmósfera y sobre todo el irrepetible paso del tiempo».
Esta es la primera ocasión que el premio FAD de arquitectura recae en un proyecto llevado a cabo por varios estudios, todos ellos representantes de la nueva arquitectura madrileña. De hecho, dos de las últimas intervenciones en Matadero Madrid, la Nave 16 –abierta en la primavera de 2011, proyecto de Iñaqui Carnicero– y la Nave de Música –un proyecto realizado en tiempo récord por Langarita y Navarro y abierta en octubre de 2011– eran finalistas de los premios, pero una vez que el jurado visitó todas las instalaciones decidió premiar al conjunto de las intervenciones, lo que incluye la rehabilitación llevada a cabo por Arturo Franco en Intermediae y la oficina de Coordinación; el trabajo de José Antonio García Roldán en la Central de Diseño, así como el de Churtichaga en Cineteca Madrid.
Además, el premio del Público ha ido a parar a la Nave 16, también de Matadero Madrid, y el premio de Ciudad a Paisaje ha sido para Madrid Río, de Ginés Garrido (team leader), Burgos & Garrido / Porras La Casta / Rubio & Álvarez-Sala / West 8.
Respeto a lo existente
El matadero y mercado de ganados de Arganzuela fue desde sus inicios, a comienzos del siglo XX, un proyecto abierto y susceptible de crecer. Con una superficie de 165.415 metros cuadrados, el proyecto del arquitecto municipal Luis Bellido se estructuró en torno a un conjunto de pabellones dedicados a diversas funciones y servicios: dirección y administración, mercados de ganado, sección sanitaria, cocheras, cuadras e incluso servicio ferroviario.
Tras la Guerra Civil se admitieron otros usos y se construyó la nave para almacén de patatas en 1940, posteriormente transformada en invernadero en 1992. Cuando, a partir de 1970, las instalaciones comenzaron a quedar obsoletas, se iniciaron las primeras intervenciones para dotar de nuevos usos a algunas naves. En los años 80, el arquitecto Rafael Fernández-Rañada transformó el edificio destinado a dirección y administración del antiguo matadero, más conocido como Casa del Reloj, en sede de la Junta Municipal de Arganzuela, así como la nave de estabulación y venta de terneras en espacio para actividades de índole sociocultural. En los años 90, el arquitecto Antonio Fernández Alba transformó los antiguos establos de vacuno en sede del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza.
En 1996 se produjo la clausura definitiva del espacio dedicado a matadero y se calificó el recinto como bien catalogado, según el Plan General de Ordenación Urbana de 1997. El 26 de septiembre de 2005 se aprobó la modificación del plan especial de intervención, adecuación arquitectónica y control urbanístico-ambiental de usos del recinto del antiguo matadero municipal, incrementando el uso cultural al 75% del total.
Apoyo a la creación
A partir de ese momento se inician las nuevas actuaciones para convertir el recinto en centro de apoyo a la creación. Se convierte en campo de experimentación de la nueva arquitectura, siguiendo los criterios de intervención del Plan Especial, que establece la preservación de la envolvente de las naves. La línea maestra que ha guiado las intervenciones es la reversibilidad, de modo que los edificios pueden ser fácilmente devueltos a su estado original. Las intervenciones mantienen expresamente todas las huellas del pasado para reforzar el carácter experimental de las nuevas instituciones que alojan. Para ello se ha buscado el equilibrio entre el respeto máximo al espacio y una dotación específica que lo distinga, a través del uso limitado de materiales industriales directos y que, al mismo tiempo, dé servicio a los diferentes usos que pueda albergar.
El arquitecto Arturo Franco fue el autor de la rehabilitación del vestíbulo (Paseo de la Chopera, 14) y el espacio Intermediae, que se abrió al público en febrero de 2007, en el que el hierro y vidrio son los materiales protagonistas.
El conjunto escénico de 5.900 metros cuadrados, denominado las Naves del Español, fue fruto del trabajo de colaboración interdisciplinar del director de teatro Mario Gas, el escenógrafo Jean Guy Lecat (que ha trabajado con Peter Brook transformando dispares localizaciones –un depósito de gas, una cantera, una fábrica abandonada– en insólitos espacios escénicos), el técnico escenógrafo Francisco Fontanals y el arquitecto municipal Emilio Esteras.
Descomposición constructiva
La Central de Diseño, que abrió sus puertas en noviembre de 2007, es fruto del proyecto encargado a José Antonio García Roldán. Su actuación ha consistido en mantener la fuerza de la propia descomposición constructiva de los elementos incorporando materiales reciclados y reciclables: policarbonato desmontable para el muro luminoso, bandejas industriales de parachoques reciclados en el suelo y hierro galvanizado.
Matadero no sólo cuenta con edificios singulares: el espacio entre las naves es igualmente interesante por sus dimensiones y calidad urbana. En colaboración con los arquitectos ganadores del concurso internacional de la urbanización del río Manzanares (Madrid Río), Ginés Garrido, Carlos Rubio y Fernando Porras se desarrolló el proyecto de urbanización del recinto, que dio lugar a las denominadas Calle y Plaza Matadero, un espacio al aire libre disponible desde mayo de 2011.
Poco más tarde, en junio de 2011, tuvo lugar la apertura de la Nave 16, un versátil espacio expositivo de más de cuatro mil metros cuadrados cuya rehabilitación llevaron a cabo los arquitectos Alejandro Vírseda, José Ignacio Carnicero e Ignacio Vila Almazán; una rehabilitación que les ha hecho finalistas de los premios FAD de arquitectura 2012.
Nave de Música
También finalistas de los mismos premios han sido María Langarita y Víctor Navarro, encargados de la transformación de la Nave 15 en la actual Nave de Música, abierta por primera vez al público en octrubre de 2011. Las premisas de su trabajo han sido de nuevo la reversibilidad, flexibilidad y el respeto máximo a las estructuras originales, creando un lugar único dedicado a la música y el arte sonoro, con escenario, oficinas, salas de ensayo, de conferencias, radio y estudio de grabación sin parangón en la ciudad. Poco antes de la Nave de Música, en septiembre de 2011, tenía lugar la apertura de la Cineteca, de nuevo un espectacular proyecto de rehabilitación realizado con mucha imaginación y poco coste. Ubicada en los pabellones de las naves 17 c, d, e y f, cuenta con un espacio total de 2.688 metros cuadrados. El proyecto arquitectónico, de José María Churtichaga y Cayetana de la Quadra Salcedo, ha conservado la concepción general de las construcciones existentes conservando la funcionalidad y el encanto del espacio original.
El último proyecto arquitectónico inaugurado han sido los Escaravox de Andrés Jaque Arquitectos, dos dispositivos que sirven al tiempo como espacio escénico, zona de proyecciones, y área de sombra y descanso en la Plaza Matadero, el patio central del centro de creación contemporánea. Realizados a partir de los sistemas de riego móviles de las grandes explotaciones agrícolas, cuentan con sistemas de luz y sonido, pantallas, monitores, vegetación y otros dispositivos.
A esta nueva arquitectura se irá sumando la Casa del Lector, según el proyecto del arquitecto Antón García Abril.