Se trata de un conjunto de 47 países de abanicos (la hoja del abanico sin el varillaje) que forman parte de la Colección Mediterranée del Museo, consistente en diseños originales de países de abanicos pintados al gouache sobre tejido de glacé de seda.
Los países presentados cubren el periodo comprendido entre 1900 y 1930, aproximadamente, siendo claros exponentes de los estilos decorativos imperantes en esa época: el Art Nouveau (finales del siglo XIX y primera década del XX) y el Art Déco (años 20 y 30 del siglo XX). A este conjunto se unen 12 abanicos de gran variedad tipológica e iconográfica, fechados entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Trazo seguro
Los países de abanicos son obras anónimas de pintores o cartelistas relevantes de esa época por la calidad que presentan. El depurado dibujo de trazo seguro, que recuerda las composiciones de Toulouse‐Lautrec, junto con una variada paleta plana de colorido brillante, se unen para lograr obras de gran innovación estilística y originalidad creativa que contrastan con el panorama abaniquero español de la época.
Se percibe también la aportación de los diseños japoneses tan de moda en Europa desde la Belle Époque, con su asimetría, esquematismo de trazos, tratamiento delicado de las formas y elección de temas inspirados en la naturaleza, que insufló aires nuevos en el agobiante panorama del eclecticismo, los revivals y pastiches que imperaban en el arte europeo del siglo XIX. Reflejan la influencia de los Ballets Rusos creados por Sergéi Diaghilev en París entre 1909‐1929, con las espectaculares coreografías y suntuosos diseños del pintor Léon Bakst y sus connotaciones exóticas y orientales.
Ballets Rusos
Todo ello conmocionó la cultura y el arte de París de la época e influyó la obra de artistas, compositores, diseñadores y en la moda. Colaboraron con los ballets artistas españoles que vivían en París: Picasso, Juan Gris, José María Sert y músicos como Falla y Turina. También participó Coco Chanel con el diseño de vestuario, compusieron partituras músicos como Erik Satie o Prokofiev, y se contó con libretos de Jean Cocteau.
Como se puede observar, algunos de los países llevan una serie de números, marcas y sellos estampados en tinta por lo que deducimos que eran modelos originales usados por los viajantes comerciales de las fábricas de abanicos para venderlos. En varios hay un sello en tinta con caracteres japoneses que traducidos revelan la fecha de 1923 y la Asociación de Importadores y Exportadores de Abanicos de Kyoto, ciudad con amplia tradición en la fabricación de abanicos.
Valencia. Miradas a través de los abanicos de entreguerras. El diseño Art Nouveau y Art Déco. Museo Nacional de Cerámica.
Hasta el 14 de octubre de 2012.
Comisaria: Carmen Rodrigo Zarzosa.