Estos largometrajes tienen en común la necesidad de abrir interrogantes y plantear respuestas a la situación de cambio y crisis contemporánea, y demuestran cómo la imagen documental es uno de los ámbitos más destacados para la experimentación formal. Son, a su vez, un reflejo de nuevas formas de producción y distribución, ya sea a través de la difusión libre en la red, utilizando licencias Creative Commons o de la financiación colectiva (crowdfunding), entre otros sistemas.
Títulos como Mercado de Futuros (Mercedes Álvarez, 2011), ElectroClass (María Ruido, 2011) o Enero, 2012 o la apoteosis de Isabel la Católica (Los Hijos, 2012) tratan sobre los efectos que tiene la actual estructura económica —y sus posibles modelos alternativos, como la economía creativa— sobre la ciudad y sus habitantes. Otras piezas, como Ensayo final para utopía (Andrés Duque, 2012) y Kanimambo (Abdelatif Hwidar, Carla Subirana y Adán Aliaga, 2012) hacen uso del viaje para la reflexión. Por último, otros reflejan las recientes movilizaciones sociales surgidas del descontento hacia las formas tradicionales de acción política, como los dos que se estrenan con ocasión del ciclo: 15M: Excelente. Revulsivo. Importante (Stéphane M. Grueso, 2012) y Libre te quiero (Basilio Martín Patino, 2012).