En el caso de la colección de arte Gótico, además, propone una nueva museografía que implica la reordenación de las obras, una nueva puesta en escena, y que incorpora las últimas aportaciones científicas.
La remodelación de estos espacios, que respeta en lo esencial el diseño arquitectónico de Gae Aulenti, persigue crear las mejores condiciones para la apreciación de las obras y de sus valores estéticos, históricos y culturales.
Considerables mejoras
Las intervenciones realizadas aportan mejoras tanto en el ámbito del mantenimiento de las instalaciones y de los espacios como en el ámbito de la conservación preventiva de las obras de arte, al mismo tiempo que la nueva presentación introduce cambios fundamentales en lo que respecta a la ordenación de las obras en las salas. Esta nueva ordenación concierne sobre todo a las salas dedicadas al Gótico, en las que se ha revisado en profundidad el guión museológico para ofrecer una puesta en escena y unas pautas interpretativas innovadoras.
En cuanto al nuevo sistema de iluminación, en la presentación anterior, inaugurada en 1997, se optó por una iluminación de las piezas exclusivamente indirecta, a diferencia del sistema que se había escogido para el Románico, donde era directa. En la actual presentación del Gótico (y también del Renacimiento y de las colecciones Cambó y Thyssen) se ha rebajado notablemente la luz ambiental al mismo tiempo que se iluminan adecuadamente las obras, descubriéndose toda la riqueza de sus valores cromáticos y texturas.
Gótico: nueva presentación
El nuevo guión museológico propone una muestra más selectiva de las colecciones de arte gótico e introduce nuevos elementos de jerarquización que se traducen en la nueva puesta en escena de las obras. En total, estas salas presentan 289 obras, entre pinturas sobre madera, pintura mural, retablos, esculturas y objetos de orfebrería.
La revisión del guión museológico pretende reforzar el carácter central de una narrativa dedicada al arte catalán y de los restantes territorios ibéricos de la antigua Corona de Aragón durante el período de la Baja Edad Media. Así, por ejemplo, la pintura valenciana y la pintura aragonesa, espléndidamente representadas en las colecciones del MNAC, han sido objeto de un cuidado especial en la nueva presentación, enfatizando las respectivas conexiones con la pintura catalana.
Se han revisado, y en algún caso eliminado, agrupaciones temáticas que se habían planteado en la anterior museografía para insistir, en cambio, en las secuencias histórico-artísticas y en la coherencia de las diferentes áreas geoculturales.
Disfrute del visitante
Con esta reordenación, las obras capitales de la colección, instaladas en los espacios más adecuados, se imponen en el recorrido, ofreciéndose en las mejores condiciones a la atención y disfrute del visitante.
Este proyecto supone una actualización de los conocimientos sobre la colección, y recoge tanto los resultados de la investigación interna del MNAC [1] como los de la externa y, entre otras cosas, ha comportado la revisión de la clasificación histórico-artística o la atribución de algunas obras.
La nueva presentación de la pintura aragonesa ha comportado también el rescate de siete obras que permanecían en la reserva del Museo, entre ellas dos tablas de un retablo dedicado a San Bartolomé.
Nuevos soportes
La nueva presentación del Gótico ha comportado, entre otras cosas, la eliminación de los altos pedestales que sugerían la idea de una mesa de altar, y que en la mayoría de los casos mostraban encima un retablo. Sin embargo, por otra parte, también se ha procurado que las obras expuestas se integren más armónicamente en los espacios y los alzados diseñados por Gae Aulenti. Sólo en el caso de la sala dedicada a Dalmau, Huguet y los Vergós se ha eliminado una notable estructura de pladur de planta en forma de U, y en el ámbito dedicado a la Colección Cambó, se ha cambiado también la disposición en planta y en alzado de los tabiques.
En el caso de los retablos de dimensiones más grandes, incluyendo, entre otros, el de la Mare de Deu procedente de Sixena, pintado en el taller de los hermanos Serra, el de la Mare de Deu dels Consellers, de Lluis Dalmau, o los de Santa Úrsula y de la Epifanía, de Joan Reixach, sus piezas se han fijado en unas estructuras metálicas que los levantan del suelo y los separan de las paredes.
Además de las ventajas que esta solución supone para la conservación preventiva de estos conjuntos de gran formato, también facilita la contemplación de los reversos, lo que permite al visitante poder apreciar la estructura constructiva de la carpintería, a la vez que realza la condición de “mueble” de los retablos.
Campaña de restauración
El cierre de las salas de exposición permanente de arte Gótico, Renacimiento, colecciones Cambó y Thyssen se ha aprovechado por abordar la restauración de algunas obras con el objetivo de facilitar su legibilidad.
En total se han intervenido doce obras, que también han sido sometidas a examen científico y al análisis de materiales para profundizar en el conocimiento de las técnicas y de los materiales que empleaban sus autores. Hay que destacar especialmente la restauración del frontal y del retablo del Corpus Christi (1335-1345), procedentes del Monasterio de Vallbona de les Monges, o del fragmento de tabla del Planto sobre el cuerpo de Cristo muerto (1410-1420), de Joan Mates, que proviene del retablo de la capilla del Palacio de la Generalidad.
En ambos casos, se han retirado los barnices superficiales que estaban oxidados y algunos repintes que tapaban la capa pictórica original y que dificultaban la apreciación de algunos detalles, de su cromatismo o de la aplicación de sutiles veladuras.