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El Prado abre sus nuevas salas de pintura del Románico al Renacimiento

Además, el pasado mes de octubre, la pinacoteca incorporó, también como parte del programa La colección. La otra ampliación, doce salas dedicadas a las colecciones del siglo XIX, donde por primera vez las obras de Sorolla y los maestros modernos se mostraban junto a los grandes maestros del pasado, y en el mes de marzo la nueva sala dedicada íntegramente a bocetos y pinturas de gabinete del siglo XVIII español.

El trabajo de Moneo

En esta ocasión, Rafael Moneo ha elaborado una intervención arquitectónica específica con el objetivo de mejorar el acceso y la contemplación de los históricos frescos pertenecientes al mundo alto-medieval de Santa Cruz de Maderuelo y San Baudelio de Berlanga.

Los criterios de selección y exhibición de las obras se deben a Pilar Silva, jefa del Departamento de Pintura Española hasta 1500 y Flamenca hasta 1600, y Leticia Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española de 1500 a 1700. Gracias a su labor, las pinturas más antiguas del Museo del Prado recuperan su merecido lugar en la historia de las colecciones.

Con estas salas, el Museo del Prado ofrece a sus visitantes un nuevo montaje de la Pintura española del Románico al Renacimiento dispuestas en el entorno de la denominada Rotonda Baja de Goya. El recorrido se inicia con la sala dedicada a la pintura románica (Sala 51C), que ofrece un nuevo aspecto que permite apreciar la calidad y singularidad de sus espléndidos ciclos de pintura mural del siglo XII. Se han restaurado las pinturas de la iglesia de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia), que muestra una nueva apariencia interior y exterior; asimismo, se han evocado los espacios interiores de la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga (Soria), incluyendo la columna central y la tribuna del coro sobre arcos de herradura, y se ha recreado la disposición original de sus pinturas murales.

Pintura de los siglos XIV y XV

La Sala 50, dedicada a la pintura de los siglos XIV y XV, muestra la evolución de los retablos en esa época, desde el Retablo de San Cristóbal, de estilo gótico lineal, hasta el gran Retablo de la Virgen y San Francisco, de Nicolás Francés, ya dentro del gótico internacional de origen franco-borgoñón, pasando por el estilo ítalo gótico y sus manifestaciones en Aragón, el Retablo de San Juan Bautista y María Magdalena, de Jaime Serra, o en Castilla, con el Retablo del arzobispo don Sancho de Rojas.

A través de la Rotonda Baja de Goya se accede a la Sala 51B, dedicada a la pintura del siglo XV, con obras de estilo internacional de hispanoflamenco, y presidida por Cristo bendiciendo de Fernando Gallego, pintor hispanoflamenco activo en Castilla en la segunda mitad del siglo XV. Dentro de la escuela castellana se muestran notables ejemplos de la producción de Juan de Sevilla y Juan Sánchez, mientras que la Corona de Aragón está representada, entre otros, por Guerau Gener o el flamenco Louis Alincbrot, establecido en Valencia a partir de 1439 y autor de un extraordinario Tríptico de la Crucifixión.

Pintura flamenca en España

La Sala 51A acoge una nutrida representación de obras que muestran la asimilación de la pintura flamenca en España, bien a través de artistas españoles que han estado en Flandes, bien a través de artistas foráneos instalados aquí, como pueden ser Diego de la Cruz o el Maestro de Sopetrán, o con las obras de pintores que no salieron de nuestras fronteras pero conocieron los avances técnicos e innovaciones flamencas. La sala está presidida por Santo Domingo de Silos (1474-77) con su marco de tracería original restauradode Bartolomé Bermejo, el pintor español que mejor asimiló la estética flamenca, activo en la Corona de Aragón y que ejerce una gran influencia en pintores como Martín Bernat o, en menor medida, Miguel Ximénez. La escuela castellana está representada por artistas como Diego de la Cruz o los anónimos Maestros de don Álvaro de Luna, de Miraflores, o de Zafra, cuyo monumental San Miguel Arcángel preside
una de las paredes de la sala.

Introducción al Renacimiento

Al otro lado de la Rotonda, la sala 52A se dedica a la introducción del Renacimiento en España a través de diferentes vías. Algunos artistas viajaron a Italia, como el palentino Pedro Berruguete, que adquirió allí un mayor dominio del espacio, de la anatomía y de la composición; a su regreso a Castilla, combina esas novedades renacientes con la impronta flamenca dominante, como se aprecia en las obras que pintó para Ávila, con el Auto de Fe (h. 1495) a la cabeza. Pero gran parte de los artistas hispanos asimilaron el arte renacentista a través de grabados, al igual que otros artistas foráneos como Juan de Flandes, cuya Crucifixión (década de 1510) preside la sala. En Valencia, en cambio, cabe destacar la llegada de artistas italianos, como Paolo de San Leocadio, autor de la Virgen del Caballero de Montesa; su influencia se extiende al Taller de los Osona, formados en la tradición hispanoflamenca.

Renacimiento en España

La estrecha dependencia del arte italiano que muestra buena parte de la pintura española del Renacimiento queda de manifiesto en la sala 52B, presidida por Santa Catalina de Fernando Yáñez de la Almedina, artista asentado en Valencia tras su formación italiana en la órbita de Leonardo da Vinci. La influencia de Rafael o Miguel Ángel se deja sentir también en artistas como Pedro Machuca o Navarrete “el Mudo”.

De Vivar, de Juanes y de Morales

Juan Correa de Vivar, Juan de Juanes y Luis de Morales, nacidos los tres hacia 1510, ocupan la Sala 52C. El primero de ellos, perteneciente a la escuela toledana, es heredero de la pintura de Juan de Borgoña, que enriquece con la influencia de Rafael, como muestra su Tríptico de la Anunciación. Cercana a la estética del maestro de Urbino está también la pintura de Juan de Juanes, la gran figura de la pintura valenciana, del que se expone el magnífico Retablo de San Esteban. Luis de Morales, por su parte, aunque nunca estuvo en Italia, es deudor de algunos maestros italianos, como Sebastiano del Piombo o Leonardo, y cercano al mismo tiempo a la pintura alemana y flamenca, creando imágenes devocionales de hondo dramatismo. En la rotonda misma (51) se exponen el monumento del siglo I llamado La Apoteosis de Claudio y un grupo de bustos romanos.