Una cultura antiquísima, fruto del cruce entre los faraones, los griegos y los romanos; una civilización que el Egipto faraónico y el Egipto musulmán han dejado en segundo término durante siglos. La historia de los cristianos de ese país es la historia de un Egipto desconocido para el gran público, incluso en la actualidad, cuando la comunidad cristina egipcia es aún la más importante de todo el mundo musulmán.
Tres períodos históricos
La muestra repasa los tres períodos históricos de los cristianos en Egipto: el romano, el bizantino y el islámico. Así, explica la confluencia en la civilización copta del cristianismo, la memoria de los faraones, las aportaciones del Egipto helenístico y bizantino, y el dinamismo de la cultura arábiga, a cuya expansión contribuyeron ampliamente.
A partir de telas, tapices, pinturas, cerámicas, papiros, vestidos, mobiliario funerario y herramientas de la vida cotidiana, el visitante puede conocer la cultura copta, así como la vida pública, privada y, por supuesto, religiosa, ilustradas con piezas procedentes de necrópolis y de emplazamientos urbanos y monásticos. Todo ello, gracias a las obras expuestas, procedentes en su totalidad del Louvre, que custodia la colección de antigüedades coptas más importante del mundo, después de la del Museo Copto de El Cairo.
Cruce de culturas
El arte de los coptos es el resultado de un cruce de lenguas y culturas, y ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, en función de las transformaciones de Egipto y de los países de su entorno geográfico. El cristianismo, incipiente en el valle del Nilo en el siglo II d C, hizo de Egipto una tierra indiscutiblemente cristiana entre principios del siglo V y mediados del siglo VII. A partir de la conquista árabe, los cristianos pasaron a ser minoritarios.
Los artistas coptos incorporaron formas y motivos de los antiguos egipcios, de los griegos y de los romanos, combinándolos con sus propias creaciones. Con el tiempo, fue la cultura islámica la que adoptó el estilo decorativo de los coptos.
Uno de los aspectos más fascinantes de esta cultura es la aparente sencillez de sus manifestaciones artísticas, que transporta al espectador al mundo del cristianismo primitivo, a los padres del desierto que vivían en comunión con la naturaleza. Otro de sus aspectos relevantes es la tradición escrita, que cobra una importancia fundamental con la aparición del alfabeto.
Religión y lengua
Perseguido en sus inicios, en el año 380 el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano, del que Egipto formaba parte. El país se convirtió a esa religión y se llenó de monasterios. En el año 451, la Iglesia copta se independizó bajo la autoridad del patriarca de Alejandría. Por ello, su liturgia se diferencia de los rituales de Roma (la Iglesia católica) y de Constantinopla (la Iglesia ortodoxa). La conquista de Egipto por los árabes en el año 641 inició un proceso de arabización de la lengua, la Administración y la expresión artística. El número de coptos disminuyó notablemente, pero mantuvieron su cultura y su fe a lo largo de los siglos.
El copto deriva de la lengua de los antiguos egipcios. Su originalidad consiste en un nuevo sistema de escritura que incluye las vocales y que es el resultado de la helenización producida a finales del siglo IV a C. La necesidad de traducir masivamente las escrituras para evangelizar a la población hizo que se adoptaran las 24 letras del alfabeto griego, combinadas con siete signos de escritura demótica. Los coptos escribían sobre papiro con un instrumento de caña cortado en punta: el cálamo. Al principio lo hicieron en volúmenes (rollos) y, más adelante, en códices encuadernados en forma de libro.
Los primeros textos escritos en copto se remontan al siglo II. Esta lengua egipcia se hablaba al mismo tiempo que el griego, que era la lengua de la Administración. El copto empezó a declinar en el siglo IX, pero en algunos lugares todavía se hablaba en el XVII. En el siglo XII, la Iglesia oficializó el uso del árabe en la liturgia. La lengua copta no se llegó a unificar. En la exposición se recogen documentos en los dos dialectos principales del copto: el sahídico y el fayúmico.
La vida cotidiana
El clima de Egipto, cálido y seco, ha permitido recuperar de las tumbas del Alto Nilo un gran número de objetos cotidianos, prendas de vestir y calzado, utensilios del hogar, complementos de belleza, instrumentos musicales, juegos y juguetes, que nos han llegado en un estado de conservación excelente, con los materiales intactos y con todos los colores.
Cuando los arqueólogos del siglo XIX y principios del XX empezaron a sacar a la luz la cultura copta, el refinamiento de este arte sorprendió al mundo. Especialmente los tejidos, de una belleza turbadora. La costumbre de enterrar a los muertos con la ropa que llevaban en vida ha permitido descubrir muchos detalles de la forma de vestir de los coptos y de su estilo de vida.
La vida a orillas del Nilo estaba marcada por los ritmos del río. La gran mayoría de los egipcios vivían en el campo, y por esto la naturaleza estaba muy presente en las representaciones de plantas y animales en objetos de madera y metal, bordados y jarrones pintados.
La vida religiosa
Según el evangelio de san Mateo, un ángel se apareció a José y le ordenó que huyera a Egipto para proteger a su hijo Jesús de la persecución de Herodes. Desde muy pronto, los lugares relacionados con el exilio de la Sagrada Familia en el valle del Nilo se convirtieron en lugares de peregrinación.
Al principio se refugiaron en el desierto anacoretas que esperaban encontrar la paz del espíritu lejos de los hombres. Los anacoretas vivían en una gran precariedad en tumbas, canteras y cavernas. Vivían solos. Más adelante empezaron a aceptar la compañía de los discípulos.
Una de las características del monacato egipcio era el semianacoretismo, según el cual los monjes podían entrar y salir del monasterio cuando querían. Otra vía era el cenobitismo: los monjes vivían en comunidad según una regla de vida. Con el tiempo tuvo lugar un proceso de concentración cada vez mayor, que originó la construcción de monasterios fortificados.
La arquitectura monástica
La arquitectura de los monasterios coptos se adaptó a las diferentes circunstancias geográficas y a la peligrosidad de la época de la construcción, desde los primeros eremitas diseminados por el desierto hasta los grandes complejos con capacidad para acoger a miles de peregrinos en fechas señaladas.
Los cuatro monasterios de Uadi Natrun representan el ejemplo más acabado de monasterio copto. Tenían una torre en la que se conservaban los objetos valiosos: manuscritos e iconos. La muralla protegía las iglesias, las celdas de los monjes, las cocinas, los refectorios, los talleres, las letrinas, los jardines y los pozos.
Las esculturas de Bauit
Muchos de los elementos decorativos que se presentan en esta exposición proceden de dos iglesias de los siglos VI y VII que se descubrieron, hace ahora cien años, en el emplazamiento de Bauit, a 300 kilómetros al sur de El Cairo.
Los escultores de Bauit interpretaron con un nuevo sentido motivos de la antigüedad. Tenían una predilección evidente por los elementos florales y vegetales, y por la decoración geométrica, que se combinaban con figuras de ángeles y animales. La simbología cristiana no siempre estaba explícita, pese a la omnipresencia de la cruz.
Gerona. Otro Egipto. Colecciones coptas del Museo del Louvre. CaixaForum Girona [1].
Del 16 de septiembre de 2011 al 15 de enero de 2012.
Comisarias: Marie-Hélène Rutschowscaya y Dominique Bénazeth, conservadoras del Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo del Louvre.