Conocido, sobre todo, por sus pinturas de guerra, Dix trabajó además en una gran diversidad de estilos a lo largo de su carrera artística. Fue un gran dibujante –dejó para la posteridad más de 500 bocetos y diversos retratos–, además de realizar numerosos lienzos y acuarelas influidos en parte por la época renacentista.
Divertido y crudo
Esta retrospectiva, que se podrá visitar hasta el próximo 9 de agosto, repasa las distintas etapas de Dix a través de un centenar de obras, entre bocetos, lienzos, acuarelas, grabados en madera y gráficos del artista de los años sesenta y setenta.
El propio museo asegura que el retrato descarnado de contemporáneos entre divertido y crudo es uno de los rasgos fundamentales del estilo de este artista que fue encarcelado y, durante el nazismo, enviado al frente y capturado por las tropas francesas.
El Museo de Passau recorre, además, la evolución del estilo pictórico de Dix a través de sus autorretratos, desde las representaciones de estilo dandy de inicio de los años veinte a los duros retratos de su etapa final, además de sus sombríos aguafuertes La Guerra, inspirados en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) o ilustraciones infantiles y ejemplos de iconografía cristiana en diversos soportes.
Passau. Otto Dix 40. Museo de Arte Moderno (MMK).
Hasta el 9 de agosto de 2009.