El discurso se articula desde el doble punto de vista de la función y del coleccionismo, con las consecuentes implicaciones en el ámbito de la Monarquía Hispánica desde finales del siglo XV a comienzos del XVI, aunque no lo restringe exclusivamente a dichas colecciones.
La historiografía, desde Vasari, ha resaltado y estudiado con mucho mayor empeño las manifestaciones pictóricas, escultóricas o de la arquitectura, relegando a las consideradas artes suntuarias o decorativas, y por tanto menores, a una categoría secundaria. Sin embargo, su relevancia fue mucho mayor, sobre todo en los siglos XV y XVI.
Programas iconográficos completos
Esta importancia se debía a que el tapiz permitía el desarrollo de programas iconográficos complejos, del mismo modo que las vidrieras, la pintura al fresco o el mosaico, con las que el tapiz comparte el componente de magnificencia, virtud necesaria del príncipe de la Edad Moderna; y la ventaja, única de este medio, de la transportabilidad, fundamental para las cortes itinerantes de la época.
De este modo, la tapicería reunía las condiciones para una expresión del lujo y la riqueza, de devoción y ornato, didáctica y móvil, que la convirtieron en objeto de coleccionismo desde la corte de los Reyes Católicos, reforzando el entronque dinástico con la rama Habsburgo, hasta el reinado del Felipe II, con el especial protagonismo del coleccionismo femenino de Isabel la Católica, Margarita de Austria y María de Hungría.
Castilla y Flandes
La exposición, organizada por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX) y la Fundación Carlos de Amberes, muestra a través de sus distintos apartados las relaciones de Castilla con Flandes, consolidadas con la unión de las dinastías Trastamara y Habsburgo -a su vez emparentadas con los duques de Borgoña-, cuyo eje fundamental era Bruselas-Madrid, lo que daba lugar a que en el territorio español existiera uno de los mejores conjuntos de tapices renacentistas de toda Europa, tanto en colecciones reales como en los ejemplares donados por la nobleza a iglesias y catedrales.
Desde el punto de vista formal, la muestra presenta la imagen del mundo a fines de la Edad Media y su evolución hacia lo clásico-heroico de la corte imperial, así como los conflictos religiosos de principios del XVI. Muestra también el final de una época, con el advenimiento del nuevo siglo, a través de tapices, pintura, escultra y estampas (dibujos y grabados).
Las razones del auge del tapiz flamenco en España La existencia en España de algunos de los mejores conjuntos de tapices renacentistas de toda Europa se debe a varios hechos bien conocidos. Las relaciones comerciales de Castilla con Flandes experimentaron un auge y una consolidación inauditos desde fines del siglo XV y se prolongaron durante todo el XVI debido al entronque dinástico entre los Trastámara hispánicos y los Habsburgo emparentados con los Duques de Borgoña. Pero, ya inmediatamente antes, la corte de los Reyes Católicos había demostrado un enorme gusto en la compra y coleccionismo de tapices de procedencia flamenca. La boda de Juana de Castilla con Felipe de Habsburgo y la del príncipe don Juan con doña Margarita, con la consecuencia, inesperada, de la sucesión en la figura del hijo mayor de la primera pareja, el archiduque Carlos, tuvo como consecuencia para el arte de la tapicería, el surgimiento de un coleccionismo típicamente habsbúrgico, que se prolongará, por no salirnos del siglo XVI, hasta el reinado de Felipe II. |
París. Tesoros de la corona de España. Tapices flamencos en el Siglo de Oro. Galerie des Gobelins.
Del 15 de abril al 4 julio de 2010.
Comisario: Fernando Checa Cremades.