Gracias a ello, puede seguirse la evolución del artista valenciano en estas prácticas de pintura al agua, desde sus incipientes incursiones en las que asoman los patrones barrocos de los prototipos lavados, hasta alcanzar la máxima pureza en sus acuarelas.
Pinazo y la acuarela se estructura en diversos temas: asuntos religiosos, academias y desnudos, historia goyesca, vistas y semblantes italianos, retratos de mosqueteros, figuras regionales y escenas del mundo rural, temas africanos y estudios de flores, animales y arquitecturas.
Faceta poco conocida
Dentro de la serie de exposiciones que se han venido dedicando a estudiar desde diferentes perspectivas la obra de Ignacio Pinazo, ésta sobre sus acuarelas tiene un especial interés y novedad, pues es la primera que estudia con profundidad una faceta técnica de su obra sobre la cual apenas se había reparado en los trabajos dedicados al artista.
La acuarela no tenía en España una sólida tradición, ya que no solía ser empleada para la elaboración de la comúnmente llamada pintura “seria”, que no era otra que la realizada el óleo, mientras la acuarela quedaba reservada generalmente para la resolución de los anteproyectos de las obras definitivas.
No obstante, en Valencia, la acuarela ha sido desde finales del siglo XIX cada vez más valorada y admirada, tanto por los artistas como por los entendidos y aficionados que supieron apreciar las dificultades de su práctica. En este sentido, Pinazo nos demuestra su gran dominio en estos sistemas al agua sobre papel, como podemos percibir a primer golpe de vista en la presente muestra.
Brillante acuarelista
Pinazo, al igual que otros grandes creadores artísticos, trató los mismos temas de sus óleos en sus acuarelas y lavados de tinta. Asimismo, entreveraba sus creaciones al óleo con estos sistemas al agua. Muchas de las veces optaba por la acuarela para la producción de obras de esparcimiento o alivio de los trabajos de encargo, recurriendo igualmente a la misma en pos de los bocetos, apuntes y estudios preparatorios de sus lienzos, pues si la pintura de síntesis y el pequeño formato siempre casaron bien con la acuarela, ésta fue, sin ninguna duda, uno de los recursos artísticos entre los que contó, desde el principio de su carrera, el maestro valenciano.
Habría, pues, que considerar a Ignacio Pinazo uno de los representantes más brillantes de la acuarela local, y no únicamente el ejemplo de un pintor capaz de dominar las técnicas al agua sobre papel. Es así como él y otros artífices valencianos, junto a figuras de renombre internacional como Mariano Fortuny, ennoblecieron con sus continuos esfuerzos la acuarela española ajustándola a la misma categoría de otras técnicas, circunstancia que desembocó en un nuevo apogeo en nuestro país, provocando la germinación de nuevas asociaciones, academias y a un considerable incremento de entusiastas cultivadores de la misma.
Valencia. Pinazo y la acuarela. IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) [1].
Del 30 de marzo al 23 de mayo de 2010.
Comisarios: Aida Pons Moreno y Franciso Javier Pérez Rojas.