Baumeister fue uno de los artistas que tuvo la valentía y la fuerza de salvaguardar, en momentos históricos muy duros para su país y para el mundo, las ideas y las esperanzas de la modernidad. Como ella, su pretensión fue totalizadora: su obra y su magisterio se extendieron, más allá de los clásicos campos de la pintura, el dibujo y la obra gráfica, hasta los de la tipografía y la escenografía teatral.
Más allá de Alemania
Pero Willi Baumeister no fue sólo un artista alemán: su influencia y sus relaciones profesionales y de amistad trascendieron las fronteras geográficas de su país. Es por eso que tres instituciones europeas se han puesto de acuerdo para organizar esta exposición que ofrece una visión global de su creación artística. De esta forma, y tras mostrarse en Palma, esta muestra viajará a Suiza (al Kunstmuseum Winterthur, entre el 28 de enero y el 22 de abril de 2012) y a Italia (al MART, Museo d´arte moderna e contemporánea di Trento e Rovento, entre el 23 de junio y el 23 de septiembre de 2012).
La creación artística de Willi Baumeister se desarrolló en grupos de obras temáticamente relacionadas entre sí. Destacan dos ciclos, uno dedicado al pintor y a la modelo y el otro al deporte; ambos temas están muy en consonancia con el espíritu de las vanguardias contemporáneas y con el momento histórico que le tocó vivir, el ambiente y la cultura de la República de Weimar. En efecto, en las décadas de los 20 y 30 el arte “descubre” el mundo del deporte y su cultura. Baumeister, inmerso en la investigación de las posibilidades de representación del cuerpo humano en movimiento, lo incorpora a su universo iconográfico.
Con frecuencia, Baumeister representa también su propio atelier, un gesto relacionado sin duda con sus reflexiones sobre la identidad del artista, reflexiones que recogerá en su ensayo Das Unbekannte in der Kunst (Lo desconocido en el arte, de 1947), y en otros muchos textos, algunos de los cuales se vierten por primera vez al español en el catálogo de esta muestra.
Víctima de los nazis
En la evolución de su trabajo artístico, el lenguaje iconográfico arcaico habría de jugar un papel esencial: sus composiciones con arena de los años 30, inspiradas en las pinturas rupestres de Valltorta (España), muestran una gran fidelidad a la naturaleza al mismo tiempo que un avance hacia la abstracción, con figuras que se convierten en signos y en grafías, reforzando así su carácter simbólico.
A partir de 1933, se ve inmerso en polémicas extra-artísticas y, víctima de una campaña de prensa, acaba engrosando la lista de artistas y de «arte degenerado» elaborada por las autoridades nacionalsocialistas. A pesar de ello, Baumeister sigue trabajando e investigando, y su obra, inspirada por la idea de un arte que se adentra en lo desconocido y descubre lo nuevo, acabará por traspasar definitivamente los límites del naturalismo. En 1947, parte de su investigación tomará forma en Das Unbekannte in der Kunst, donde, además, se pone de manifiesto la vocación docente del artista, partícipe, en este sentido, de los principios de la Bauhaus.
Las obras que componen la muestra proceden en su mayoría del legado del artista, custodiado en el Archiv Baumeister del Kunstmuseum Stuttgart, y también de su familia.
Suiza, España e Italia El catálogo que acompaña la muestra profundiza en la imagen que transmiten las obras de Baumeister. El ensayo de Wolfgang Schieder, de la Universidad de Leipzig, parte de una mirada al taller de Baumeister para desarrollar desde ella un panorama de su obra. Y, en consonancia con las tres sedes de la exposición, los tres ensayos siguientes tratan de la relación de Willi Baumeister con Suiza, España e Italia. Si la relación con Suiza está determinada, sobre todo, por la amistad, plena de intercambios, con Otto Meyer-Amden –quien, con su crítico antagonismo, suponía un desafío para Baumeister–, la de Italia está bajo el signo del razionalismo de la década de los 30, con las muestras de importantes artistas abstractos en la galería milanesa Il Milione, en la que Baumeister también expuso –formando parte brevemente del discurso crítico que alentó el arte italiano de esa época. En el caso de España fue el crítico Eduardo Westerdahl quien acogió la obra de Baumeister, publicando en 1934 una monografía sobre el artista. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Escuela de Altamira, en Santillana del Mar, le invitaría a participar en sus congresos. Menos conocidas son, sin embargo, las escenografías y figurines de Baumeister para la première del ballet El amor brujo de Manuel de Falla en Stuttgart en 1947. Elena Pontiggia y Hadwig Goez han desarrollado estas dos presencias internacionales de Baumeister en sus textos, aportando muchas novedades. Finalmente, una selección de ensayos del artista –hoy apenas accesibles– completan la publicación. Estos textos presentan, de modo breve y conciso, temas esenciales en su obra –la legitimidad del arte abstracto, el significado de la superficie y las relaciones entre imagen y espacio, o entre color y espacio– y revelan la importancia que tenía para el artista el saberse situado dentro de ese continuo de la historia del arte, certeza que constituye en todo momento el punto de partida de su argumentación. |
Palma. Willi Baumeister (1889-1955). Pinturas y dibujos. Museo Fundación Juan March.
Del 8 de junio al 10 de diciembre de 2011.
En el atelier de Willi Baumeister (extracto de Martin Schieder, Orden apolíneo. En el atelier de Willi Baumeister, del catálogo de la exposición)
En 2012, esta exposición se exhibirá en Suiza e Italia.