Las obras de la reforma, que comenzaron en el 2004, tuvieron por objeto la ampliación de los espacios expositivos, insuficientes debido a la llegada de obras de diferentes yacimientos y donaciones en los últimos años, y, por otra parte, la creación de un centro de investigación. La ampliación corrió de la mano de los arquitectos Fernando Pardo y Bernardo García Tapia.
Distintas posiciones
La polémica surgió, por una parte, en el debate acerca de cómo se había de intervenir en un edifico histórico. Varios historiadores consideran que el nuevo edificio afecta negativamente a la Catedral de Oviedo y su entorno, ya que la nueva estructura, de carácter moderno, nada tiene que ver con la arquitectura del Monasterio de San Vicente y los edificios adyacentes.
Los arquitectos, por su parte, alegan que el nuevo museo respeta totalmente el entorno urbano en el que se sitúa y que la ampliación era estrictamente necesaria. El museo ha pasado de contar con 1.622 metros cuadrados expositivos a 3.808 metros gracias a la incorporación de uno de sus inmuebles adyacentes. Además, se ha creado un Departamento de Educación y Difusión, una sala de conferencias y una sala destinada a exposiciones temporales.
Importante descubrimiento
Además, las obras de reforma y ampliación pusieron al descubierto un bastión de la primitiva muralla de Oviedo del siglo VIII de 1,6 m de altura. Sobre los restos de esta muralla descansan las arcadas del claustro. Se tuvo que modificar el proyecto inicial para dejar expuestas estas partes de la muralla como otra de sus joyas.
La titularidad del Museo corresponde al Ministerio de Educación y Cultura y la gestión, al Principado de Asturias, a través de su Consejería de Cultura. Por otra parte, se ha abierto un nuevo frente en la polémica cuando el Ayuntamiento ha acusado al museo de destruir y expoliar la celda del Padre Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), abad del antiguo Monasterio y personaje fundamental en la historia de Oviedo. El museo, sin embargo, afirma que tanto la celda como su mobiliario se encuentran en perfecto estado.
Parece que, una vez más, tradición y modernidad vuelven a enfrentarse, dejando abierto el dilema de cuál es la fórmula perfecta a la hora de intervenir en un edificio histórico respetando su historia y, a la vez, cubriendo las nuevas necesidades que surgen en los museos de hoy. De momento, el Museo Arqueológico de Asturias comienza una nueva vida con la inauguración de la exposición La Vía de la Plata y mil caminos, que repasa los más de 2.000 años de esta ruta occidental de la Península Ibérica y presenta piezas de los yacimientos del campamento romano de La Carisa, Gijón y Lucus Asturum y de la necrópolis de Paredes.