El Prado reune por primera vez en sus salas los ocho tapices mitológicos que integraron esta magnífica serie, dispersos desde 1909 en importantes colecciones e instituciones particulares, como la Fundación Ducal Medinaceli, la Casa de Alba, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el propio Museo del Prado, donde se conservan dos paños de esta tapicería, que transcribe en hilos de oro y seda los versos de Ovidio sobre los amores del dios Mercurio, hijo y mensajero de Júpiter, con Herse, hija del rey de Ática.
Afamado taller
Willem de Pannemaker, activo desde 1535 hasta 1581 y miembro de una de las más afamadas familias de tejedores asentadas en Bruselas, fue el gran tapicero del Renacimiento flamenco. Trabajó para la nobleza, el papado y las principales casas reales europeas del siglo XVI y surtió de obras maestras a la corte de Carlos I de España y de su hijo Felipe II. De hecho, Carlos I le encargó la realización de la famosa serie de tapices sobre la Conquista de Túnez (1548) a condición de que sólo emplease sedas de Granada y para la trama, las lanas más finas y mejores de Lyon, además el hilo de plata y oro sería el que le proporcionase el propio emperador.
El monograma de tapicero de De Pannemaker y la marca de calidad de la ciudad de Bruselas y del Ducado de Brabante, obligatorias desde 1544, figuran en la serie de Los amores de Mercurio y Herse, procedente originalmente del duque de Lerma y, posteriormente, de la Casa Ducal de Medinaceli.
Realidad pictórica exquisita
El excepcional taller de Willem de Pannemaker conseguía que el dibujo y el color del paño reprodujeran fielmente los del cartón original en unas calidades que, en palabras de Herrero, “nos recuerdan una realidad pictórica muy exquisita. No en vano el cartonista que realiza estas composiciones conocía la obra de Rafael y, desde luego, la de su principal discípulo, Giulio Romano”.
Además, la conservadora de Tapices de Patrimonio Nacional destaca que el tejido también es excepcional. “Poder tejer con hilos de oro –además de lana y seda– exige una precisión y un control exhaustivo del color. Esta serie tiene una riqueza cromática y de brillos excepcional”.
Para esta exposición, la serie completa de ocho tapices ha sido restaurada y limpiada en colaboración con la Real Fábrica de Tapices de Madrid, con lo que se pueden contemplar prácticamente con su esplendor original.
Historia de una serie La historia de los amores de Mercurio y Herse es una de las doscientas cuarenta y seis recogidas en el vasto poema dividido en quince libros que conocemos como la Metamorfosis de Ovidio. Cécrope, rey de Ática, tenía tres hijas; Aglauro, Herse y Pandroso. Mercurio, sobrevolando Atenas se fijó en estas jóvenes atenienses, sobre todo en Herse que, al destacar por su belleza, dejó al dios prendado. Aglauro, que era muy avariciosa, se ofrece como celestina para conseguirle a Mercurio el amor de su hermana Herse a cambio de oro. Mientras tanto, la diosa Atenea que desde el Olimpo contempla la escena, enamorada del dios mensajero y celosa de Herse, manda a la Envidia para que colme a Aglauro con su veneno. Ésta sueña con las bodas de su hermana con el dios y presa de la envidia, decide impedir el encuentro entre ellos. Mercurio como castigo convierte a Aglauro en piedra. De los ocho tapices que forman parte de esta magnífica serie encargada por el IV Duque de Medinaceli, dos de ellos se encuentran en el Salón del Torreón de la Casa de Pilatos. Los otros seis se hallan en manos de importantes colecciones institucionales y particulares: la Fundación Alba, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Museo del Prado, una colección privada de Barcelona y la colección de la Duquesa de Cardona. |
Madrid. Los amores de Mercurio y Herse. Una tapicería rica de Willem de Pannemaker. Museo Nacional del Prado.
Del 1 de junio al 26 de septiembre de 2010.
Comisarias: Concha Herrero, conservadora de Tapices de Patrimonio Nacional, y Leticia Azcue, jefa de Conservación de Escultura y Artes Decorativas del Museo Nacional del Prado.