Los ejes conceptuales están definidos, más que por una cronología, por una geografía que invita a desplazarse por los muchos espacios físicos, pero también mentales, a los que viajó este artista que optó por desclasarse y adoptar una vida nómada.
Tres décadas de pintura
La muestra está dividida en dos etapas. La primera se inicia a principios de 1970 y termina a finales de 1980, y transcurre en un continuo desplazamiento hacia el sur. La segunda parte se centra en el ámbito de la ficción literaria, sobre todo la de viajes, tormentas y naufragios, con referencias constantes a Joseph Conrad, Henry de Monfreid y Albert Camus.
El viaje vertical está organizada por series con el propósito de mostrar la forma de trabajar de Claramunt. Una forma unitaria y coherente, ya sea en pintura, dibujo, traducción, edición o fotografía; una forma que implicaba vivir y pintar como único lugar posible.
Diferentes escenarios
De Barcelona a Marrakech, pasando por Sevilla y Madrid, cobran especial relevancia las pinturas realizadas en estos diferentes escenarios, en un viaje continuo que supone también un aligeramiento de la imagen y un despojamiento de la materia, hasta su conversión en caligrafía. El acto de pintar está basado en el gesto, en la experiencia del tiempo, marcado más por las posiciones, las relaciones y las distancias de los objetos y las figuras que por su inscripción en un paisaje determinado.
Además, esta retrospectiva muestra la importancia del dibujo en su obra, utilizado por el autor como ilustración de libros autoeditados dedicados a los escritores ya citados y a otros autores y poetas. Es en estos trabajos sobre papel donde se exacerba el poder de la línea sobre la superficie vacía, como ocurre en las series Línea de sombras y Naufragios y tormentas.
Barcelona. Luis Claramunt. El viaje vertical. Museu D’Art Contemporáni de Barcelona (MACBA).
Del 12 de julio al 4 de noviembre de 2012.
Comisaria: Nuria Enguita Mayo.