Rafael Moneo tiene una larga trayectoria en la proyección de centros de arte. Edificios como el Museo Thyssen-Bornemisza, la ampliación del Museo del Prado, el Kursaal de San Sebastián, el Moderna Museet (Estocolmo) o el Fine Arts de Houston (Texas) son solo algunos ejemplos de la obra museística de este arquitecto navarro que ha sido decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Harvard y cuenta con numerosos reconocimientos, como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1992), el Premio Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra (1993) o el Premio Pritzker de Arquitectura (1996).
La Universidad de Navarra pretende, con esta iniciativa, fomentar el diálogo entre saberes para facilitar nuevos avances en la creación artística, así como expandir el arte en la vida universitaria como complemento en la formación de sus alumnos, sin renunciar a una intensa actividad divulgadora dirigida a la sociedad.
Dos importantes legados
El proyecto de este museo universitario nace en 2008, cuando la Universidad recibe la donación de la colección de arte contemporáneo de María Josefa Huarte, compuesta por medio centenar de obras de artistas como Oteiza, Tápies, Palazuelo, Picasso y Rothko, quien veía así realizado su deseo de que su colección permaneciera en Navarra –su lugar de origen– y se mantuviese abierta al público y en constante estudio.
Pero el futuro Museo albergará no solo este legado sino también el gran Fondo Fotográfico [1] que la Universidad tiene desde 1990 fruto de otra donación, el legado Ortiz-Echagüe, que se ha ido ampliando a lo largo de los años con nuevas donaciones y adquisiciones.
Este Fondo Fotográfico es uno de los más amplios y de mayor interés de nuestro país, con más de 10.000 fotografías y 100.000 negativos, y cuenta con diversas colecciones:
- Colección del siglo XIX: formada por las obras de autores españoles o de procedencia internacional como Clifford, Laurent, Tenison, Leygonier, Beaucorps, Disdéri o Martínez Sánchez, entre otros.
- Colección del siglo XX: una selección de fotografías de variada procedencia y filiación. Entre los principales autores destacan los nombres de los fotógrafos españoles de la segunda mitad del siglo XX, como Casas Abarca, Batlés, Camisans, Catalá Pic, Centelles, Godés, Masana, Masats o Catalá Roca.
- Colección del siglo XXI: con el fin de abordar la etapa más reciente de fotografía española, las obras de los autores contemporáneos se ponen en relación con colecciones más antiguas. Esta colección cuenta con fotografías de autores como Joan Fontcuberta, Roland Fischer, Bleda y Rosa, Lynne Cohen, Manuel Brazuelo, Ángel Fuentes, Valentín Vallhonrat y Carlos Cánovas.
Pamplona mira al campus
Rafael Moneo describió así el emplazamiento del futuro centro de arte: «Un sendero plantado de chopos de alguna envergadura define el límite de lo que es la propiedad de la Universidad de Navarra. Tras elegir cuál iba a ser el lugar en el que levantar el Museo, se pensó que el edificio debiera mezclarse y fundirse en el paisaje haciendo que éste pudiera entenderse como una continuación de aquel».
«En este nuevo museo –afirmó el arquitecto– las salas son más abstractas que en mis anteriores trabajos en centros de arte por respeto a la estética de Tàpies y Palazuelo, que preferirían estar en espacios más neutros, donde el protagonismo del cuadro ganase de ese olvido del soporte arquitectual».
El Museo contará con 11.000 metros cuadrados repartidos en tres plantas, de los cuales 2.700 serán destinados a nueve salas expositivas. El otro gran espacio del recinto lo conforma un auditorio, con capacidad para 700 espectadores (donde se realizarán actividades escénicas: teatro, danza y música).
El edificio ha sido diseñado teniendo en cuenta su condición universitaria, y ello se ve reflejado en las numerosas salas didácticas, talleres y aulas de ensayo que contiene. Las salas didácticas del sótano 1 se encuentran junto al escenario del auditorio y estarán destinadas a los ensayos de los grupos de teatro, coro y orquesta universitarios. Por su parte, las aulas y talleres se destinarán al fomento de las artes plásticas y visuales entre los estudiantes. La sala de proyecciones permitirá el visionado de cine y la biblioteca, que albergará libros y publicaciones de arte contemporáneo, servirá como lugar de encuentro, estudio y consulta de los alumnos. Además, la cubierta del edificio está diseñada para que sea transitable e irá ajardinada.
Estructura societaria
Miguel López-Remiro (Pamplona, 1977) es el director de este museo de arte contemporáneo. López-Remiro es licenciado en Economía y doctor en Filosofía y Letras y antes de ocupar este puesto fue subdirector Curatorial y de Documentación del Museo Guggenheim Bilbao. «El nuevo Museo promoverá la investigación y servirá de plataforma para difundir el conocimiento del arte y la estética contemporáneas, desarrollando un programa de actividades culturales que acogerá exposiciones, eventos performativos, proyectos de investigación, divulgación y didáctica, y gran parte de la vida cultural de la Universidad, contribuyendo también a la de la ciudad. Aspira, pues, a ser puente entre el campus y Pamplona. Lo será desde el punto de vista geográfico, ya que se levantará junto al barrio de Iturrama, y también desde una perspectiva arquitectónica, con un proyecto de Rafael Moneo que ha buscado su integración en el paisaje y en la ciudad. Pero su mayor aportación será sin duda la cultural: el propósito principal del centro es precisamente el de acercar el arte a los ciudadanos y difundir nuevas formas y posibilidades de expresión artística».
Para la adecuada gestión del Museo, la Universidad de Navarra ha previsto una estructura societaria que garantiza la puesta en marcha del proyecto y su continuidad. Las personas, empresas e instituciones que aporten capital, hasta la apertura y total funcionamiento del centro, serán considerados socios fundadores. La construcción del edificio tiene un presupuesto de 25 millones de euros.
Se ha previsto que al menos el 60% de la financiación tenga su origen en capital privado, mientras que el resto, hasta completar la cifra, procederá de fondos públicos o financiación propia, dependiendo estas proporciones de la coyuntura económica.
La donación de fondos para crear museos de arte al amparo de universidades es algo común en el mundo anglosajón y americano. El primer museo vinculado a una institución de educación superior fue el Ashmolean, fundado 1683 en la Universidad de Oxford (Reino Unido) con el Gabinete de Curiosidades de Elías Ashmole. Entre los primeros museos de arte propiamente dichos en una universidad se encuentra la Galería de Arte de Yale, cuyos orígenes datan de 1750. Hoy en día cuenta con varios edificios que atesoran más de 185.000 piezas de todas las culturas y períodos, muchos de ellos entregados por particulares.
Museos y universidades
Precisamente en EE.UU. se encuentran los ejemplos más significativos y abundantes de este tipo de mecenazgo, especialmente en las instituciones más antiguas y prestigiosas. La sociedad americana considera la creación de museos en universidades como una parte relevante de su misión docente e investigadora, y eso anima a antiguos alumnos y otras personas a donar obras de arte, colecciones o bien contribuir económicamente para sostener los fondos con los que ya cuenta una institución. Además, no sólo la comunidad universitaria se beneficia de estas iniciativas, sino toda la ciudad.
Entre los más relevantes destaca el Museo de Arte Moderno de la Universidad de Princeton, establecido en 1882 y que hoy posee 60.000 objetos de distintas épocas y lugares del mundo. Harvard cuenta con varios museos (Arthur M. Sackler, Busch-Reisinger, Fogg, etc.), nutridos en buena parte por la generosidad de particulares en forma de dinero o de obras. Entre otras colecciones destaca la de Lois Orswell, llamada así en honor a una benefactora que ha legado a lo largo de 45 años creaciones de artistas de renombre como Klee, Cezanne, Picasso, Rodin, Seurat o Giacometti; o la de Maida y George Abrams, consistente en 110 pinturas holandesas del siglo XVII.
Por otro lado, el Museo de Arte Berkeley, de la Universidad de California-Berkeley, se fundó en 1963 con las 45 pinturas y el cuarto de millón de dólares que entregó Hans Hofmann. Posteriormente se realizaron otras donaciones como la Colección de Jean y Francis Marshall de miniaturas indias y unos selectos trabajos de la colección de arte chino de un profesor emérito del centro, James Cahill. Actualmente posee más de 13.000 piezas, entre ellas algunas de Mark Rothko, Jackson Pollock o Paul Gauguin.
En Europa, uno de los pioneros fue el Museo Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge, que abrió sus puertas en 1848. Debe su fundación al VII vizconde Fitzwilliam de Merrion, que donó sus 144 obras de arte –de autores como Tiziano o Veronés– y su biblioteca, que contenía 130 manuscritos medievales.
Dos grandes legados La colección de arte contemporáneo de María Josefa Huarte se compone de medio centenar de obras pictóricas y escultóricas que la mecenas navarra fue adquiriendo personalmente. El conjunto está formado por pinturas de Jaime Burguillos, Luis Feito, Manolo Gómez Raba, Manuel Hernández Mompó, César Manrique, Manuel Millares, Pablo Palazuelo, Pablo Picasso, Mark Rothko, Gerardo Rueda, Rafael Ruiz Balerdi, Eusebio Sempere, José Antonio Sistiaga, Antonio Tàpies y Manu Muniateguiandikoetxea. Además, la colección se compone de piezas escultóricas pertenecientes a Eduardo Chillida, Jean Ipoustegui, Jorge Oteiza, Pablo Palazuelo y Eusebio Sempere. También contiene dos dibujos de Wassily Kandinsky y de Pablo Palazuelo; y un collage de Gerardo Rueda. En cuanto al legado de José Ortiz Echagüe (Guadalajara 1886-Madrid 1980). En 1898 recibe su primera cámara fotográfica, con la que empieza a realizar sus primeras instantáneas. Tres años más tarde recibe una segunda cámara, denominada Photo Esphère, con la que llevó a cabo alguna de sus fotografías más señeras. En su faceta de fotógrafo se dedicó a capturar imágenes por toda la geografía española, desarrollando cuatro grandes series temáticas [2], cuya publicación supuso un gran éxito editorial: ‘España, tipos y trajes’, ‘España, pueblos y paisajes’, ‘España mística’ y ‘España, castillos y alcázares’, a las que hay que añadir las series del Norte de África y de retratos familiares. La mayor parte de sus fotografías están realizadas con el procedimiento del Carbón directo sobre papel Fresson que otorga a sus obras un aspecto eminentemente artístico. Sus fotografías viajaron y fueron expuestas en salones y museos de todo el mundo, de modo que Ortiz Echagüe fue el fotógrafo español más internacional de la primera mitad del siglo XX. Su legado consta de cerca de 1.500 positivos originales, más de 28.000 negativos, interpositivos, contratipos, además de equipos fotográficos y material diverso. Además incluye una biblioteca especializada, documentación y su colección personal de fotografías de otros autores. |