Los homenajes a los grandes pintores aparecen como tema de sus cuadros, así como hermosos y personalísimos paisajes de Chapultepec y Cuernavaca. Gaya también colaboró con sus escritos en algunas revistas mexicanas como Taller, El Hijo Pródigo, etc. Allí se reencontró con Octavio Paz, al que había conocido en Valencia durante la guerra, frecuentó al poeta Xavier Villaurrutia, al músico Salvador Moreno, Octavio Barreda, Laurette Sejournee y al poeta Tomás Segovia.
La exposición napolitana ha sido posible gracias a la colaboración de Cajamurcia, el Museo Ramón Gaya y el Ayuntamiento de Murcia, institución que le concedió, con tan sólo 17 años, la beca de estudios que le permitió viajar a Madrid, visitar el Museo del Prado y conocer a Juan Ramón Jiménez y a casi toda la Generación del 27 para marchar, poco después, a París junto a Pedro Flores y Luis Garay, con los que realizó una exposición en la galería Aux Quatre Chemins. A pesar del éxito de la exposición y de lo atractivo de la vida de París, quedó decepcionado por la pintura de vanguardia y, pasados unos meses, decidió regresar.