Desde el pasado julio, la obra ha sido sometida a un exhaustivo trabajo de análisis y restauración. Al parecer, algunos arrepentimientos –retoques introducidos por Van Dyck para enmendar su trabajo– han permitido ahora atribuir esta joya al flamenco.

El cuadro perteneció al duque de Medina de las Torres en el virreinato de Nápoles. Después viajaría a Amberes, primero, para recalar en España, concretamente en El Escorial, bajo el reinado de Felipe IV. En el monasterio permaneció hasta la invasión francesa. Tiempo después, el cuadro iría a parar a los almacenes de la Real Academia, donde cayó en el olvido.

Llega Díaz Padrón

En 1973, Matías Díaz Padrón, que fuera conservador de Arte Flamenco del Museo del Prado y máximo especialista en Van Dyck, comenzó a columbrar en su tesis doctoral que el autor de esta obra era el artista flamenco, atribución que ahora acaba de ser confirmada tras un proceso de análisis químico y radiológico.

La obra viajará a Murcia (abril-mayo) con motivo de la exposición, patrocinada por la Fundación Cajamurcia, Ecos de Van Dyck, pero se podrá contemplar en el mes de mayo en las salas de la Academia (mayo-junio).

Van Dyck, que falleció a los 42 años, pintó más de 800 cuadros. Un autorretrato pintado pocos meses antes de su muerte fue vendido por 9,5 millones de euros en una subasta en París en 2009.