Ambos, representantes del mejor dibujo español de los años veinte y treinta, tras servir al Gobierno republicano durante la Guerra Civil fueron encarcelados en Madrid. Álvarez Flores sería fusilado en julio de 1940 y Antequera Azpiri inició entonces un periplo por las cárceles franquistas de Cuéllar (Segovia), Las Comendadoras y Yeserías (ambas en Madrid) hasta que en 1943 fue puesto en libertad.
La vida en la prisión
Se trata de un testimonio de primera mano de aquellos que sufrieron la represión del régimen tras la guerra. Retratos, caricaturas y dibujos de momentos de la vida diaria reflejan a los protagonistas que compartieron con los dos artistas desgracia en las crudas cárceles de primera hora.
Los motivos de las obras expuestas van desde la caricatura de otros presos, entendida en este contexto como forma de evasión y diversión en el duro ambiente de la prisión, así como de afirmación de la amistad con quien sufre el mismo destino, hasta retratos propiamente dichos y apuntes de escenas de la vida cotidiana en la cárcel.
En cualquier caso, se trata de dibujos en primera y tercera persona, que hablan de los autores y de los dibujados, y que son testimonio directo de la vida entre las rejas de la inmediata posguerra.
Biografías paralelas
Antequera Azpiri y Álvarez Flores tuvieron biografías paralelas en muchos sentidos. Nacidos ambos en Madrid -en 1892 y 1900, respectivamente-, durante las décadas de 1920 y 1930 desarrollaron gran parte de sus carreras profesionales en Guipúzcoa. De perfil creativo muy similar, explotaron todas las ramas de su profesión de dibujantes: la caricatura, la publicidad, el cartelismo y la ilustración de libros, diarios y revistas.
Amigos desde una fecha cercana a 1919, en la búsqueda por ampliar sus horizontes profesionales, decidieron instalarse en Madrid en 1934, donde les sorprendió la Guerra Civil. Cada uno a su manera luchó por el Gobierno legítimo: Antequera ralizando caricaturas e ilustraciones de corte político y trabajando en el Negociado de Prensa del Servicio de Investigación Miliar, y Álvarez alistándose en las Milicias Vascas Antifascistas, en las que combatió en la defensa de Madrid con el grado de capitán.
A la conclusión de la guerra ambos fueron detenidos y encarcelados en la prisión de Conde de Toreno, en la que coincidieron con pintores, músicos, arquitectos, escritores y profesores, entre otros, a los que retrataron.
Salamanca. Retratos desde la prisión. Pedro Antequera Azpiri y David Álvarez. Centro Documental de la Memoria Histórica.
Hasta el 30 de mayo de 2010.
Comisario: Mikel Lertxundi.