En 1973, Joan Fuster escribió que en el fondo de la sostenida y proteica labor de Miró hay, desde el primer día, una decisión crítica, proyectada sobre el hombre y la sociedad que el hombre occidental ha creado. Unas veces es el grito de denuncia, otras es el sarcasmo revulsivo, de tanto en tanto es la misma incongruencia de un arte acorralado por las propias hipótesis.
Todos estos registros señalados por Fuster se encuentran en lo obra de Antoni Miró, cuyos orígenes se remontan a cuando el informalismo ya había agotado su fuerza renovadora y tanto en el panorama nacional como en el internacional se abren vías neofigurativas, realistas o explícitamente pop art.
Ironía y denuncia
En cuanto a Valencia, gracias a la reflexión de teóricos como Vicente Aguilera Cerni y Tomàs Lloréns, y a las aportaciones de diferentes colectivos como el Grupo Parpalló o el Equipo 57, se iniciaban unos campos de exploración inseparables del realismo crítico y la crónica de la realidad, directamente relacionados con la aparición en el estado de una sociedad industrial, el desarrollo económico, la progresiva liberalización y la llegada de códigos estilísticos e iconográficos vinculados a los mass-media (publicidad, cartel, cine, televisión, etc.).
Con todo, para Miró es tan importante aquello que quiere comunicar como la manera de comunicarlo, el fondo y las formas, por la que ha empleado las técnicas mas variadas (pintura grabado, serigrafía, relieves, escultura, carteles, recursos digitales, etc.), las que en cada momento preciso le permitieran revelar con más eficacia su compromiso con la realidad, sin trascendentalismos, pero con mucha carga irónica y explícito espíritu de denuncia.
Valencia. Antoni Miró. IVAM.
Del 13 de noviembre de 2012 al 13 de enero de 2013.