Gal formó parte de la llamada Nueva Escuela de Madrid de los años 40 del siglo XX junto a Benjamín Palencia, Pancho Cossío y Rafael Díaz Caneja. Al lado de María Blanchard y Carmen Laffont forma la trilogía de las grandes damas de la pintura figurativa. Su expresionismo fauvista le permite interpretar los temas con la libertad que ha sido la norma suprema de conducta en su propia vida.
Gal es una figura excepcional en las maltrechas vanguardias artísticas de una sociedad despedazada por la postguerra. En palabras del secretario general de exposiciones de la Fundación Menchu Gal, Edorta Kortadi, «es algo más que la única mujer que ha logrado entrar en el Atlas Histórico-Artístico del País Vasco. Menchu Gal es, ante todo y sobre todo, el tesón y la pasión de una mujer artista que ha sabido expresar la realidad inmediata del paisaje y la figura a través del óleo, la acuarela y el grabado de una manera vitalista».
Mujer y artista excepcional
Rafael Sierra, comisario de la exposición de Málaga, añade, «esta artista, tan genuinamente vasca como representante de la Escuela de Madrid, nunca fue rompedora. (…) Es más, alguno de sus biógrafos sostiene que sólo hubo un signo externo de rebeldía en toda su vida: cambiarse ella misma el nombre de Carmen con el que fue bautizada por Menchu, el diminutivo con el que en 1959 se convirtió en la primera mujer distinguida con el Premio Nacional de Pintura y pasaría a la historia del arte del siglo XX».
El Archivo Municipal de Málaga es la segunda parada de una exposición itinerante que llevará el trabajo de Menchu Gal por diversos puntos de España. En Pamplona se dio el pistoletazo de salida con una exposición que atrajo a más de 3.000 visitantes. Después de recalar en Málaga, el destino de la muestra será Tolosa y, después, Bilbao.
Málaga. Menchu Gal, la alegría del color. Archivo Municipal.
Hasta el 2 de septiembre de 2011.