La Suite Vollard se compone de cien grabados y es una de las pocas series completas que hay en el mundo de esta obra cumbre del siglo XX. En su origen estuvo compuesta por 97 grabados realizados por Pablo Ruiz Picasso entre septiembre de 1930 y junio de 1936, a los cuales se sumaron tres retratos de Ambroise Vollard en 1937.

Colaboración y amistad personal

La colaboración y amistad personal entre Picasso y Vollard se fraguó tras la llegada del artista español a Francia. De hecho, en 1901, Picasso expuso por primera vez en París en la Galerie Vollard, junto con Francisco Iturrino. Desde entonces, Vollard tuvo un interés constante por la obra del pintor y la Suite Vollard es el punto álgido de la colaboración entre ambos.

La obra surge como intercambio comercial amistoso, no como un encargo del marchante al artista. Vollard había conseguido, en 1937, los 97 cobres grabados por Picasso a cambio de un número importante de pinturas de su propiedad que el malagueño deseaba para su colección privada.

Por otra parte, unos años antes, el malagueño había propuesto a su galerista un proyecto original: retratarle cada vez que le visitara. En 1910 y en 1915, Picasso había realizado dos retratos de Vollard sobre lienzo, pero la serie propuesta de retratos en papel quedó inconclusa, con sólo tres realizados, debido a Ia muerte del marchante. Así, en 1937, para redondear el número de obras de la serie, los tres retratos se unieron a las 97 planchas, formando la Suite Vollard.

Proyecto original

La edición definitiva de la serie comenzó a estamparse en 1939, antes de la muerte de Vollard en julio de ese mismo año. Una vez concluida la tirada, los grabados pasaron, junto a otras series inéditas, a los almacenes de Vollard. Un gran número de estos fue vendido por Henri Petiet, marchante de grabados, mientras que las planchas de cobre permanecieron en manos del impresor de la obra, Roger Lacourier.

Los cobres fueron mostrados por primera vez en 1979 en la exposición que tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, de donde pasaron al Museo Picasso de París para formar parte de sus fondos.

 

Cuatro temas

La Suite Vollard es fruto de momentos intensamente creativos del pintor malagueño. Los años 30 son el período de plena madurez de Picasso. Después de pasar por diferentes estilos, habiendo indagado y desarrollado el Cubismo, estaba familiarizado con todos los lenguajes y técnicas artísticas.

Seguridad creativa que le permitió apartarse de las tendencias de vanguardia y volver a los modelos clásicos de expresión, una decisión que le valió no pocas críticas de amigos y artistas inmersos en las corrientes más renovadoras. En esta etapa, el artista, a modo de diario íntimo fue desarrollando sus obsesiones
personales en obras como la Suite Vollard.

Dejando al margen los tres retratos de Vollard, los grabados se articulan en torno a cuatro asuntos temáticos: El taller del escultor, el Minotauro, Rembrandt y la batalla del amor. 

 

Madrid. Suite Vollard de Picasso. MUICO.

Hasta el 21 de febrero de 2010.