El proyecto es definido por el propio autor como "una cartografía cuyas líneas maestras están dibujadas con los retratos de los protagonistas". La exposición reúne 120 fotografías, la mayoría de ellas son los retratos que el artista ha encontrado a su paso por la Península Ibérica durante varios años de trabajo. Además, el proyecto cuenta con paisajes peninsulares que "surgen desde la narrativa del libro, de la necesidad de oxigenar la secuencia de retratados a lo largo de las páginas y de contextualizarlos".
Sin pretensión sociológica
En un primer acercamiento, el proyecto podría ser calificado de trabajo documental, sin embargo, sus intenciones están lejos de cualquier pretensión de tesis social. Surge como resultado del encuentro del fotógrafo con un grupo de personas cuya selección es arbitraria; está, además, integrado en el marco de lo que el propio autor define como "documentalismo subjetivo". No busca mostrar el verdadero retrato de la sociedad, sino ese surgido de su propia mirada. Un posible retrato verdadero.
Estos retratos mantienen la firmeza y la rotundidad de la fotografía de Dávila. Por otro lado, los paisajes dan un paso al frente y se adelantan a una nueva etapa del fotógrafo donde la poesía que percibíamos en trabajos anteriores se ve multiplicada y transformada en romanticismo.
Ladrón de almas
Niños, ancianos, inmigrantes, un soldado, un obrero, un marinero, algún amigo, son algunos de este centenar de retratos. "El retrato de una persona es muy revelador y, por otro lado, no cuenta nada de ella", señala Dávila, que ha sido llamado "ladrón de almas" en varias ocasiones.
El fotógrafo no busca la complicidad con el retratado, dispara a bocajarro y medita después. Todo nace de una intuición. La mirada sosegada de cada personaje penetra y estremece al espectador. Su perspectiva busca el humanismo; una fotografía que, a través de la cámara, salga del corazón y además lo explique.
Testigo de una sociedad pujante y en continuo cambio, Ricky Dávila combina en este proyecto descripción y metáfora, intención documental y dimensión artística. Todo ello al servicio de un extenso poema visual conformado por semblanzas que huyen del estereotipo y ahondan en la condición individual de cada uno de nosotros.
Madrid. Ibérica. Círculo de Bellas Artes. [1]
Del 28 de enero al 19 de abril de 2010.