La exposición que muestra la obra de Utagawa Hiroshige (1797-1858), último exponente del arte "ukiyoe", de la escuela de la incisión, y que obtuvo gran dominio de esta técnica popular nipona, desvelando la forma, el carácter y el gusto de la sociedad japonesa moderna, va acompañada de una meticulosa experiencia sensorial a base de sonidos de la naturaleza, agua y pájaros, jardines exquisitos japoneses, postales de viaje de la época realizadas por el autor, y prolijas muestras de la técnica de "ukiyoe" y de la escritura "kanji".

La realización de diseños en blanco y negro a mano para ser grabados posteriormente en madera de cerezo con la que se podía estampar distintas copias es la técnica de este tipo de grabado japonés que más utilizó Hiroshige. El autor, que contó con una mirada al mundo dulce y tranquila, pensaba, según el presidente de la Fundación Roma, Francesco Maria Emanuele, "que el hombre debía vivir en armonía con la naturaleza y que también los animales, las plantas y las rocas tenían un alma".

Concepción religiosa del universo

Hiroshige retrata delicadamente, como si fueran personas, a las flores, a los peces, a los pájaros en el período que llegaban a Edo (hoy Tokio) y pinta la flor de cerezo, las libélulas, asociadas al estación estival, o el crisantemo, símbolo de la familia imperial, además de árboles, ríos, mares, montañas y al hombre haciendo de todo ello una realidad única.

Además, según el comisario de la muestra, Giancarlo Calza, existe en la obra de Hiroshige "una concepción religiosa del universo, un universo en paz que funde esos elementos con una sustancia única: el amor por la naturaleza"; Calza también explicó que en esa época hubo en Japón "un movimiento precursor de respeto a la naturaleza y de la integración del hombre en ella".

El movimiento de la ciudad no pasó inadvertido para Hiroshige que plasmó mujeres elegantemente vestidas con sus kimonos, artesanos trabajando y personas que paseaban por la ribera del río, siempre con la presencia de la naturaleza, como la floración de los ciruelos, los cerezos en primavera o los arces rojos en otoño.

Hiroshige, que abordó en su producción diversos géneros, ha llegado a ser considerado uno de los más grandes paisajistas del siglo XIX y, gracias a la apertura de Japón a Occidente con la reforma del emperador Meiji, su arte penetró en Europa con gran éxito, acompañado de algunos maestros japoneses, como Utamaro y Hokusai. Su llegada a Europa le supuso alcanzar una gran celebridad e influyó en artistas impresionistas y post-impresionistas como Edgar Degas, Claude Monet, Vincent Van Gogh, Henri Toulouse-Lautrec y Paul Gaguin.

 

Roma. Hiroshige. El maestro de la Naturaleza. Museo de la Fundación Roma.

Del 17 de marzo al 7 de junio de 2009.