La protesta continuó dentro del teatro: el director Daniel Barenboim leyó un texto de protesta antes de tomar la batuta y de que sonara el himno nacional y recordó el artículo 9 de la Constitución italiana: «La República promueve el desarrollo de la Cultura y la investigación científica y técnica. Y defiende el patrimonio artístico y paisajístico».
Dirigiéndose al presidente de la República, Giorgio Napolitano, micrófono en mano, Barenboim añadió: «En nombre de mis compañeros que cantan, bailan y trabajan, no solo aquí sino en otros teatros, estoy aquí para decir hasta qué punto estamos profundamente preocupados por el futuro de la cultura en Italia y en Europa».
Napolitano, que siempre se ha mostrado crítico con los «recortes indiscriminados» del Ejecutivo, aplaudió la intervención del maestro, y el público le secundó.
«Es así en toda Europa, es triste», comentó el director de La Scala, Stephane Lissner, que criticó también la ausencia del ministro de Cultura, Sandro Bondi, quien se había escudado en su deber de votar una ley en el Senado, precisamente la de presupuestos.