Brillante colección
Esta selección, que forma un friso artístico sobresaliente, se encuentra repartida en tres salas y dos plantas del Paraninfo, desde el siglo XVI hasta nuestros días. Tanto por la cuidadosa elección de las obras que la componen como por la variedad de géneros artísticos que se exhiben, esta cita se conforma como uno de los acontecimientos artísticos del año en Zaragoza.
De las piezas expuestas, la mayoría son pinturas realizadas al óleo sobre lienzo, aunque no faltan entre los soportes la tabla, el cartón o el papel, y entre las técnicas el gouache y la tinta china, además de procedimientos mixtos. Todo ello da idea de la riqueza y variedad de la muestra, no sólo en las secuencias cronológicas establecidas, sino en el conjunto elegido.
Cinco siglos de arte con predominio de la pintura y maestros de la talla de El Greco, Zurbarán, Van Dyck, Sorolla, Mir, Nonell, Picasso, Tàpies o Saura, entre otros maestros, pero que también acoge a grandes escultores contemporáneos como Chillida, Martín Chirino o Alberto Sánchez, además de una obra de arte decorativo sobresaliente como es el tapiz, realizado hacia 1700, perteneciente a la exótica serie Historia del rey de China, de la manufactura francesa de Beauvais.
Del XVI al XVIII
Un paseo por el arte que comienza con algunas de las obras maestras de la Colección Santander, como La predicación de San Juan Bautista de Lucas Cranach el Viejo, el Ecce Homo de Luis de Morales –una de las mejores muestras del misticismo español de la época– o entrando ya en el Barroco, Valdés Leal con su Imposición del nombre de Jesús y los espléndidos lienzos de Alonso Cano con la recién restaurada La educación de la Virgen y San Vicente Ferrer predicando, y dos de las joyas de la Colección como La virgen niña dormida, lienzo rebosante de delicadeza firmado por Zurbarán, y el Cristo agonizante de El Greco, uno de los óleos de su última época.
Además, el retrato está presente en esta sala con maestros de la talla de Rubens y su Michael Ophovius, Antón Van Dyck y su fabuloso Don Diego de Mexía, marqués de Leganés, Tintoretto y Fray Juan Ricci, sin olvidar los bodegones de Juan de Arellano o Manerius.
Del siglo XVIII hay que destacar a Jean Baptiste Oudry y su Pareja de naturalezas muertas, Palomino con La batalla de Orán o Valerio Iriarte y la única obra del género de artes decorativas de la exposición, El viaje del Príncipe, de la Manufactura Real de Beauvais, un tapiz en la moda chinesca de este siglo.
Del XIX al XX
Retrato de caballero de Esquivel y dos obras de Juan Pérez Villamil con el protagonismo de la catedral de Sevilla conforman el comienzo de este recorrido paisajístico y arquitectónico que tiene su continuación en el cuadro de Martín Rico y Ortega, Patio del palacio de los Dux de Venecia, donde demuestra sus dotes pictóricas para sus famosos encargos de vedutte, sin olvidar Las hijas del Cid de Ignacio Pinazo.
Entrando en la época del impresionismo, la muestra continúa con dos grandes retratos de Joaquín Sorolla, el de Agustín Otermín y Retrato, acompañados de otros dos de Ramón Casas, uno de los más cotizados de su época, y cómo no, su coetáneo y amigo Rusiñol con Barcas en el Sena y El paseo de los plátanos haciéndonos descubrir los jardines de Aranjuez.
Entrando ya en el postimpresionismo, tenemos a Isidre Nonell con su Dolors o Darío de Regoyos con dos lienzos de paisajes y Francisco Iturrino junto a un pintor muy representado en la colección, Joaquim Mir, que participa con dos paisajes; uno de ellos, Primavera, una auténtica obra maestra.
Ya un poco más entrado el siglo XX, Gutiérrez Solana ocupa un papel importante en la Colección, representado en la muestra con el retrato de Valentín Ruiz Senén y El espejo y la muerte, una muestra de su mundo más personal, sin olvidar el gran Panneau de Julio Romero de Torres o la sugerente obra de Daniel Vázquez Díaz, El pájaro y el niño celeste. Finalizando esta planta se puede contemplar una de las obras más importantes de la colección, Busto de caballero III (1967) de Picasso, una de sus últimas obras, realizada en un día, pero no por ello exenta de gran calidad.
Más avanzado el XX
Antoni Clavé, con su Pintura, inaugura esta representación de la pintura más contemporánea de la colección, una de las más importantes de Europa. José Guerrero, Paisaje (1967), Antoni Tàpies con dos obras de madurez como Pintura, tierra, collage y cordel y Ventana al vacío; Lucio Muñoz y su Serie encendida en verano, ejemplo de cómo la madera pasa en su obra de ser mero soporte a tener una presencia protagonista; además, junto a los dos guache de Pablo Palazuelo que conserva la Colección, titulados Panoplia I y Lunariae, están representados Viola o Manolo Millares con su Homúnculo y Luis Feito. El aragonés Antonio Saura con Dama en su habitación, dibujo perteneciente a la serie Habitaciones, cierra este capítulo pictórico.
En cuanto al apartado escultórico, la Colección viene representada por un abanico de artistas de gran renombre de la segunda mitad del siglo XX, como Alberto Sánchez y su Pájaro bebiendo agua, Pablo Serrano y Hombre con puerta, el aire y la majestuosidad de Chillida con Toki (1969) y Elogio de la luz XVI, Alfaro con Ulises en Rocafort y otro de los grandes escultores contemporáneos: Martín Chirino en su Raíz.
Zaragoza. Selecta. Del Greco a Picasso. Colección Santander. [1] Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
Hasta el 14 de marzo de 2010.