Pero esta exposición no pretende cubrir media carrera de la obra de Victoria Civera, y tratar sus últimos veinte años, sino que más bien es una conmemoración centrada en los principales aspectos y los detalles secundarios de su obra. Recoge las precisiones que parecen caracterizar inconscientemente y sin dogma alguno su esencia: una engañosa delicadeza, una astuta sexualidad, una referencia obsesiva a una red familiar ensimismada, una constante digresión alrededor del fetiche, una capacidad pictórica fecunda, un lirismo fluido incontrolable, un hermetismo deliberadamente refinado y una extraña y frágil psicología junto con una fuerza interior profundamente arraigada.
Sueños Inclinados presenta un tono brillante, alegre, efusivo, locuaz, pero, al mismo tiempo, controlado por una sintaxis poética que desvela el complejo y contradictorio universo de la artista, un universo, un espacio y un lugar particulares, en el sentido de que es orgánico y vivo, con interacciones, ecos, seducciones y tensiones. Victoria Civera propone en la exposición un paisaje del yo, que en cierto modo, es el resumen de su vida.
Valencia. Victoria Civera. Sueño Inclinados. IVAM [1].
Del 3 de febrero al 17 de abril de 2011.
Comisario: Kevin Power.