Curtis vive con su mujer, Samantha (Jessica Chastain), y una hija sordomuda de seis años, Hannah (Tova Stewart). Además de cuidar de la hija de ambos, Samantha trabaja de costurera a tiempo parcial y complementa los ingresos familiares vendiendo prendas hechas a mano en un mercadillo de fin de semana. No les sobra el dinero y costear la atención médica y educación especial de Hannah supone un esfuerzo constante.
Tormenta apocalíptica
Todo discurre medianamente bien para ellos. Dentro de sus condicionantes parecen felices, o casi, hasta que Curtis empieza a tener una serie de pesadillas en las que gravita siempre una especie de tormenta apocalíptica que como tal, se va a llevar a todo y a todos por delante. Se lo traga solo. Calla y decide lidiar con su trastorno y canalizar sus terrores construyendo un refugio en el patio de atrás de su casa de madera.
Ganadora del Gran Premio de la Crítica en Cannes, reconocida en otros festivales y ganando adeptos allí en donde se proyecta, Take Shelter es una película desconcertante que, sirviéndose de aquello de «hasta aquí parece haber llegado este desgastado mundo», como lo han hecho en cintas recientes Lars von Trier, Béla Tarr, Abel Ferrara o Terrence Malick, pudiera querer decirnos más.
Metáfora sobre el miedo. Reflexión sobre la angustia y la incomunicación. Fantasía sobre las obsesiones o, simple y llanamente, llamada de atención sobre la incertidumbre de los tiempos que vivimos, Take Shelter desazona y, al hacerlo, entreabre puertas que acaso no sabíamos que estaban cerradas en el interior de nuestros sueños.
Dirección y guión: Jeff Nichols
Intérpretes: Michael Shannon, Jessica Chastain, Tova Stewart y Shea Whigham
EE.UU. / 2011 / 124 minutos