Procedentes todos ellos de una colección particular, se trata de pinturas concebidas con toda probabilidad –por su unidad estilística, su idéntico tamaño y la similitud de atrezzo y actitudes de sus protagonistas– como una serie. Son diez cabezas, dos de las cuales corresponden a hombres de aspecto oriental, maduros y barbados; las ocho restantes a mujeres jóvenes y hermosas. Todas pueden fecharse en torno a 1768, durante la etapa española del artista.
Tipos genéricos
En sentido estricto, no pueden ser considerados como verdaderos y propios retratos. Sus personajes –engalanados con variados ornamentos y en actitudes diversas– representan no a personas concretas, sino más bien a tipos genéricos, mostrando rasgos y atributos característicos de un determinado grupo social, económico o intelectual. Así, los retratos masculinos ofrecen una visión de sus protagonistas a la manera de filósofos, de hombres sabios y honorables de una Antigüedad soñada, mientras que los de las jóvenes, de desenfadada e inocente belleza, parecen responder a un modelo ideal de belleza femenina. Ambos tipos pertenecen a un género con una fecunda y larga tradición en Venecia, un género que recrea un mundo de fantasía que hunde sus raíces en el siglo XVII y cuyo maestro por antonomasia fue Rembrandt.
Esta muestra se acompaña de una publicación (en ediciones española e inglesa) con ensayos de Andrés Úbeda de los Cobos, jefe de Conservación de Pintura Italiana y Francesa del Museo del Prado, que iluminan la intrahistoria de unas obras misteriosas, poco conocidas –“uno de los capítulos menos estudiados de la producción de la familia Tiepolo”– y nunca antes expuestas.
Madrid. Giandomenico Tiepolo (1727-1804). Diez retratos de fantasía. Fundación Juan March.
Del 1 de febrero al 4 de marzo de 2012.