Watteau, Claudio Lorena o Poussin. Después de Londres, la muestra viajará en febrero al Grand Palais parisino y más tarde -del 22 de junio al 19 de septiembre de 2010- al Museo del Prado.
La exposición, que reunirá un centenar de obras del pintor romántico británico y de otros artistas de colecciones de todo el mundo, arrojará luz sobre un aspecto menos conocido de Turner: su obsesión por demostrar que era tan bueno, si no mejor, que los viejos maestros a los que tanto admiraba.
Lucha sin descanso
Turner nació en una familia de clase trabajadora y luchó sin descanso desde los 10 años para ver cumplida su ambición de convertirse en un gran artista: "Yo soy el gran león del día", problamó en una ocasión. Durante su trayectoria entró en feroz competencia con los artistas que él consideraba como rivales dignos de su propia fama, ya fueran del pasado o de su época.
La muestra incluye la obra de Claude de Lorraine Puerto con el embarque de la Reina de Saba (1648), con el que el pintor afirmó haber llorado la primera vez que lo contempló porque "jamás sería capaz de pintar nada parecido". Además, también estarán presentes La Virgen y el niño en un paisaje con Tobías y el ángel de Tiziano, o Cristo y la mujer adúltera (1664), de Rembrandt.
Londres. Turner y los Maestros. Tate Britain.
Del 23 de septiembre de 2009 al 31 de enero de 2010.
Comisario: David Solkin.