Las obras de Vedovamazzei tratan de transformaciones, intercambios, metamorfosis y cambios de estados materiales. Constituyen un espectáculo de la vida bajo el punto de vista de la muerte, de la decrepitud y de la desintegración. El proceso de transformación de los materiales nutridos de desapariciones es el mecanismo necesario para todo hecho creativo. ¿Por qué ceñirse a los límites impuestos? Las cenizas funerarias se convierten en sustancia pictórica, la saliva empapando papeles de fumar (1933 , 2011) está en el origen de una pintura monocroma… Todos estos elementos confirman la idea de una práctica artística como proceso continuo de manipulación. A veces, un solo gesto mínimo, o una pequeña exageración. Las obras conllevan varias reificaciones posibles: bastaría con detener los momentos del ciclo permanente para sugerir que cada muerte es una nueva ocasión para la vida.
Algunas piezas se caracterizan por su naturaleza violentada, rota, repentinamente arrancadas de la calle. Algunos fragmentos, directamente extraídos del mundo exterior, aparecen como recuerdos. Su exposición actual fija su realidad cambiante y rompe su cronología. La intención es manifestar la fragilidad de nuestro propio presente, la imposibilidad de conservarlo o, simplemente, sustraerlo de una arqueología del futuro. El orden artístico se invierte. Ya no es el arte lo que hay que proteger o restaurar en nuestros templos-museos. La prioridad es conservar lo real y nuestro cotidiano por el arte. La esencia de lo real es su fragilidad. Se pone en evidencia desde sus manifestaciones rotas. ¿No era arrogante, por parte el artista, proclamarse intérprete del mundo, encerrándolo solamente, sin darse cuenta, en la inútil cortapisa de paradigmas transitorios? Mirar lo real con sagacidad, si, pero con la distancia y el desajuste que impone su propia naturaleza. Sobre todo estar atento a nuestra mirada sobre las cosas.
Negación identitaria
La Viuda Mazzei es una múltiple negación identitaria, se trata sin duda de una mujer del sur de Italia, posiblemente de Nápoles. Ha perdido su apellido de soltera y luego a su marido. Introducida discretamente en el reino vigilado de las sombras, aún vivas, vestida de negro, se entrega a la soledad. A través de esta pérdida de la identidad, los artistas se disuelven en la hoguera de las vanidades. Por lo tanto, ya no depende de nadie más que de ella misma y se encuentra libre para descubrir una vitalidad nueva ante la tumba. Luto por la forma en que la pareja Vedovamazzei aparece con tres cabezas de entidad independiente.
La “viudedad” Mazzei vuelve a representar la muerte constantemente. La identidad de los artistas está situada en la zona oscura, el descenso a los abismos siempre está seguido de un retorno bautismal a la luz. La pareja organiza sus funerales con cada obra empezando de cero. Esta actitud de empezar de nuevo, que es la esencia de todo juego, no permite relajarse, hacer lo que sea, pero invita al otro a comprobarlo todo, cada gesto, pensamiento, compromiso, para que cada renacer sea más intenso que los anteriores.
Madrid. Vedovamazzei. No necesitas suerte. Galería Fúcares [1].
Del 17 de noviembre de 2012 al 12 de enero de 2013.